Tras el terremoto digital de la campaña de lanzamiento de la colección Oro, Loewe le dedica un homenaje al mundo del arte en la Ciudad Condal. Su particular bienvenida a la primavera se ha materializado en un inmenso espacio en la de vía más transitada de Barcelona, frente una de las emblemáticas casas que imaginó Gaudí.
Fundada en 1846, la firma de lujo ha logrado conquistar el gusto de los que se declaran amantes de la moda con clase durante los últimos 166 años. El taller de marroquinería nacido en la madrileña calle Echegaray se trasladó a Barcelona en los años 40 del siglo pasado. Tras años luciendo sus pieles en las muñecas y en los cuellos de mujeres de todo el planeta, le dedica un guiño al arte con la reciente inauguración de la Galería Loewe, en el número 91 del barcelonés Paseo de Gracia. No es la primera, ni la última firma de lujo que le declara su amor a la creación artística. De un tiempo a esta parte, la delgada línea que separa este mundo y el de la moda se va diluyendo.
Holograma de un artesano de la casa
Por poner dos ejemplos que muestran esta tendencia:
La Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo, propiedad de la firma de joyería francesa, fue inaugurada en París, en 1984, con el fin de dar cabida a las iniciativas artísticas de diversas disciplinas.
En la misma línea, con un planteamiento acaso distinto, el joven Museo de Cristóbal Balenciaga, en Donosti, abrió sus puertas con una firme declaración de intenciones: la moda fue, es y será una manifestación del arte y, como tal, se hace necesario un espacio para su exhibición. Si bien Loewe no contaba con un local de estas características, su aproximación al arte confirma sus inquietudes: el pasado año dio cabida a una de las exposiciones estrella de la edición PHotoespaña 2011: 'Ron Galella, Paparazzo Extraordinaire!'. En esa ocasión, la muestra se exhibió en una de las salas del madrileño Círculo de Bellas Artes.
El interior de la Galería Loewe, que cuenta con cinco espacios
El espacio goza de 580 metros cuadrados distribuidos en cinco niveles que ilustran mediante distintos formatos la historia de la firma. La productora de diseño de interior audiovisual Boolab ha sido la encargada de crear la atmósfera que destila la galería, como el holograma de los artesanos en el atelier montando las piezas de un bolso y las pantallas táctiles distribuidas por todas las plantas que contienen la historia y las imágenes de la firma. Cada uno de los niveles están dedicados a diferentes aspectos que, en conjunto, dan sentido a la producción de estas piezas de lujo.
El primero, muestra las virtudes del clásico bolso Amazona cuya elaboración está inspirada en la técnica empleada para la construcción de la Sagrada Familia. En el nivel inferior, dedicado a las sedas de la firma, nos quedamos con la curiosa instalación de un inmenso pañuelo en movimiento del artista Daniel Wurtzel cuyo efecto recuerda a una pareja de bailarines. En el piso superior, el visitante se encuentra con una instalación interactiva: un árbol artificial cuyas ramas se componen de las distintas pieles empleadas por la firma –apenas usan el 5% de lo que reciben de sus proveedores–. Una suerte de festival para el sentido del tacto que se recrea experimentando con lo que una vez fue la piel de corderos merinos españoles, cocodrilos, iguanas o avestruces.
Una de las piezas que destacan por su elegancia y estilo retro ha sido la del polifacético diseñador José Pérez de Rozas al frente de la dirección artística de Loewe desde 1945 a 1978: la reconstrucción de uno de sus emblemáticos escaparates que acaparó no pocas miradas en las tiendas de Madrid y Barcelona durante aquellos años.
En el último piso, podrás desconectar en su zona `lounge´
En la última planta encontrarás la recompensa: una zona lounge donde un ventanal semicircular ilumina toda la estancia devolviéndonos la imagen del magnífico edificio de la Pedrera. Distribuidos por el suelo, en torno a recios butacones de cuero marrón, decenas de libros de arte, moda, arquitectura y estilo de vida aguardan para ser abiertos. Pero si lo que prefieres es contemplar el incesante desfile de los que transitan por el estiloso Paseo de Gracia, déjate atrapar por uno de sus mullidos sillones. Francamente, de esta manera es más sencillo comprender que la moda y el arte caminan hoy de la mano.
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